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Nuestra gallina clueca: la historia de La Gorita

Por primera vez desde que tenemos gallinas una se puso clueca y es una maravilla poder observar tan de cerca todo el proceso de la vida, su ciclo natural día a día y descubrir curiosidades y detalles.

Clueca, yueca en La Manchuela, llueza o choza en Asturias, choca en el Bierzo, huera en Castilla y gorita en Cantabria. Estos son algunos de los términos para referirse al fenómeno por el que una gallina tiene el impulso de empollar sus huevos.

Hemos aprendido muchas cosas con esta experiencia y hemos comprobado una vez más qué distanciados estamos de los procesos naturales y cómo nos asombramos y nos emocionamos al descubrirlos y experimentarlos tan de cerca.

Un día una de las gallinas no quiso dormir en su percha, se quedó en el ponedero y por la mañana allí seguía, sin moverse, estaba tan quieta que pensé que se había muerto y moví la caja, entonces hizo un ruidito y ahí quedó. No me lo podía creer ¡estaba empollando! Decidimos ponerle los huevos de las demás gallinas de ese día y del anterior, 11 huevos en total y ella los aceptó todos y a partir de ese momento la llamamos La Gorita.

Cuando se acercaba el momento de que eclosionaran los huevos La Gorita empezó a apartar huevos, los miramos con luz directa para ver si veíamos algo, en eso nos dimos cuenta de que otra gallina ponía los huevos junto a ella y ella los había ido aceptando hasta entonces, así que estaba empollando muchísimos huevos y había empezado a rechazarlos. Preparamos un sitio sólo para ella y finalmente nacieron 9 pollos en dos días, pasado este tiempo abandonó el resto de los huevos y se dedicó criar como una mamá gallina que es.

De todos los pollos que nacieron algunos sufrieron accidentes y otros desaparecieron sin dejar rastro durante el día. Teníamos que elegir entre dejar que anduviesen de paseo con La Gorita comiendo bichos y hierbas por ahí a riesgo de ser depredados por alguna rapaz u otro animal o bien dejarlos encerrados y dejamos que salieran cada día, de momento quedaron cuatro.

Una vez creciditos la mamá Gorita cada vez fue más a su aire, volvió a poner huevos y juntarse con las otras gallinas. Durante el tiempo que estaba cuidando de los pollucos algunas de las otras gallinas, las coloradas, la picaban y no dejaban que comiesen ni ella ni los pollitos, ahora todos campan y parece que han establecido un nuevo orden. El comportamiento social de las gallinas da para mucho rato, parecen tener una jerarquía que afecta a las razas… la naturaleza es misteriosa.

Y desde que empecé a escribir este post hasta hoy que lo publico (3 semanas) ¡oh! ¡Sorpresa! La Gorita se ha puesto a empollar de nuevo ¡qué campeona!

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